"Nada de lo aquí escrito me pertenece.
Si hubiese alguna pertenencia,
sería el lazo de Amor con el cual se han atado
tantas bellas flores de conocimiento
que son ofrecidas a la humanidad
como un ramillete de Servicio"
Montaigne.

la flor de loto

La flor del loto es uno de los más antiguos y profundos símbolos de nuestro planeta. La flor del loto crece en el fango y se alza sobre la superficie para florecer con remarcable belleza. Por la noche la flor se cierra y se hunde bajo el agua, al amanecer se alza y vuelve a abrirse. El loto simboliza la pureza del corazón y de la mente. Representa longevidad, salud, honor y buena fortuna.

lo bueno, lo malo, lo igual o lo diferente....son tan solo proyecciones humanas...

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dimarts, 22 d’abril del 2008

VOLVER AL AMOR. EL CIELO. LA NAVIDAD


7.- La Navidad


“El símbolo de la Navidad es una estrella: Una luz en la oscuridad.”


La Navidad es un símbolo de cambio. Significa el nacimiento de un ser nuevo, cuya madre es nuestra condición humana y cuyo padre es Dios. El niño nacido de esta concepción mística es el Cristo en todos nosotros.

Los ángeles son los pensamientos de Dios, sólo podemos oírlos en una atmósfera mental de pureza.

Muchos de nosotros ya hemos oído que los ángeles nos llaman. En ese momento se nos da la oportunidad, el reto de aceptar al espíritu de Dios, de acoger Su simiente en nuestro cuerpo místico. Si consentimos, permitiremos que nuestro corazón sea la matriz para el Cristo niño, un puerto donde pueda crecer en plenitud y prepararse para su nacimiento en la tierra. Dios nos ha elegido para que Su hijo nazca por intermedio de cada uno de nosotros.

“No hay sitio” dijo el posadero a José. La “posada” es nuestro intelecto, donde hay poco o ningún lugar para las cosas del espíritu. Pero Dios sólo necesita un poco de buena disposición por nuestra parte para que el Cristo nazca sobre la tierra.

Los pastores en el campo ven antes que nadie la “estrella de la Navidad”. Son los que atienden al rebaño, los que cuidan, protegen y sanan a los hijos de la tierra. Es lógico que sean los primeros en ver el signo de la esperanza, porque son ellos quienes la ofrecen. Han convertido su vida en un terreno fértil para los milagros. Ven la estrella y la siguen.

“Largo tiempo languideció el mundo en el error y el pecado, hasta que Él llegó y el alma sintió su valor.”

Con el nacimiento de Cristo, no una vez al año sino en todo momento, nos permitimos ser más de lo que éramos hasta ese momento. Expandimos nuestra conciencia de nosotros mismos y de nuestra deidad. “El hijo del hombre reconoce quien es, y al reconocerlo se convierte en el Hijo de Dios.”
Y así el mundo queda redimido, recuperado, sanado e integrado. El sueño de la muerte ha terminado cuando recibimos la visión de la verdadera vida. Jesús en nuestro corazón no es más que la verdad grabada en él. Él es en esencia la verdad de lo que somos. Nuestras vidas unidas forman el cuerpo místico de Cristo. Reclamar nuestro lugar en este cuerpo es regresar al hogar.


Marianne Williamson