SEGUNDA PARTE. LA PRÁCTICA
VI.- LAS RELACIONES
“El templo del Espíritu Santo no es un cuerpo sino una relación.”
1.- El encuentro sagrado
“Cuando te encuentres con alguien, recuerda que se trata de un encuentro sagrado. Tal como lo consideres a él, así te considerarás a ti mismo. Tal como lo trates a él así te tratarás a ti mismo. Tal como pienses de él, así pensarás de ti mismo. Nunca te olvides de esto, pues en tus semejantes o bien te encuentras a ti mismo o bien te pierdes a ti mismo.”
“Amar a otra persona es ver la faz de Dios”. La “faz de Cristo” es la inocencia y el amor que se oculta tras las máscaras que todos usamos, y ver ese rostro, tocarlo y amarlo en nosotros mismos y en los demás es la experiencia de Dios.
Cuando demostramos amor hacia los otros, aprendemos que somos queribles y aprendemos a amar con más profundidad. Cuando demostramos temor o negatividad aprendemos a autocondenarnos y a tener más miedo de la vida.
Si opto por bendecir a una persona terminaré siempre por sentirme más bienaventurada. Si proyecto culpa sobre una persona, terminaré por sentirme siempre más culpable.
UCDM dice que las personas con quienes nos encontremos serán quienes nos crucifiquen o nos salven, dependiendo de lo que nosotros decidamos ser con ellas. Concentrarnos en la culpa el otro nos clava aún más profundamente en nuestra propia carne los clavos del odio hacia nosotros mismos. Concentrarnos en su inocencia nos libera. Puesto que no tenemos “pensamientos neutros”, cada relación nos adentra más en el Cielo o nos sume más profundamente en el infierno.
Marianne Williamson. Volver al amor