“El Espíritu Santo es la llamada a despertar y regocijarse.”
No hay pensamientos fútiles. Todo pensamiento es producción en algún nivel.
Asumir la responsabilidad de nuestra vida significa pues, asumir la responsabilidad de nuestros pensamientos.
Dios no puede forzarnos a volver al amor. El amor no fuerza, sin embargo crea alternativas. La alternativa de Dios al miedo es el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es el “eterno vínculo de comunicación entre Dios y Sus hijos separados”, un puente para regresar a sus pensamientos bondadosos. “el gran transformador de la percepción”.
El Espíritu Santo es una fuerza de nuestra conciencia interior que nos libera del infierno del miedo, siempre que le pidamos conscientemente que así lo haga, colaborando con nosotros en el nivel Causal, convirtiendo nuestros pensamientos de miedo en pensamientos de amor.
Es el inexorable impulso hacia la totalidad que llevamos dentro. El Espíritu Santo nos encamina hacia una percepción diferente de la realidad, una percepción basada en el amor. A la corrección que hace de nuestra percepción la llamamos Expiación. Lo único que falta en cada situación es nuestra propia conciencia del amor. Al pedir al Espíritu Santo que nos ayude expresamos nuestra disposición a percibir de otra manera una situación. Renunciamos a nuestras propias interpretaciones y opiniones, y pedimos que sean reemplazadas por las Suyas.
Poner una situación en manos de Dios significa poner en Sus manos lo que pensamos de ella. Todo lo que entregamos a Dios, Él nos lo devuelve renovado a través de la visión del Espíritu Santo.
El lugar donde nos entregamos al enojo y no al amor es nuestra muralla, nuestro límite. Cualquier situación que nos saque de quicio es una situación donde no tenemos aún la capacidad de amar incondicionalmente. Es misión del Espíritu Santo llamarnos la atención sobre eso y ayudarnos a ir más allá en ese punto.
Nos movemos con comodidad en las pocas áreas donde nos es fácil amar. Es tarea del Espíritu Santo no respetar esas zonas de comodidad, sino destruirlas. No estaremos en la cumbre de la montaña mientras no nos resulten cómodas todas las zonas. El amor no es amor si no es incondicional. No tendremos la vivencia de quienes somos en realidad hasta que no tengamos la vivencia de nuestro amor perfecto.
El Espíritu Santo es una fuerza mental que hay en nosotros, entra con nosotros en el mundo de ilusiones y miedos y se vale de nuestras vivencias en él para recordarnos quienes somos. Revoluciona nuestro sentimiento de por qué estamos en la tierra. Nos enseña a ver que el amor es nuestra única función.
Marianne Williamson. Volver al amor
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3 comentaris:
Hola,,feliz día.
Si Sonia,,el E.S. es el recurso de todos nosotros.
Muchas veces me pierdo ( en mis historias )y el siempre me devuelve a mi lugar.Mi confianza es ciega,,,se quien me da la mano, cuando el está,,desaparecen todas mis tinieblas. El Amor incondicional que el nos dá,,,no se puede conparar con NADA.
jajajajaja,,,,siempre veo la cara de un buen amigo,,,que en el sendero de árbolera su luz acogedora y protectora, me llenan de una felicidad absoluta.
Gracias por bendecir mi día y mucho AMOR para tí.
Isabel,,,,salu2. FELIZ I.S.
Hola Isabel...pues vamos a asir fuerte Esa mano que nos lleva a nuestra divinidad... vamos a dejar que sane y corrija nuestros errores y vamos a disfrutar...a expandir el aroma que nos deja!!!
Mucha felicidad y mucho amor!!
Un cordial abrazo,
sònia
ASI SEA.
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